Villa de 4 chambres à front de mer

Lamentamos sinceramente los acontecimientos en los que se vieron involucrados nuestros clientes el verano pasado. Pero rechazamos la acusación de inseguridad del chalet. El hurto se produjo sin violencia: ni se forzaron las cerraduras, ni se rompió ningún cristal, ventana o puerta, ni quedó huella alguna del paso de los ladrones. Muy probablemente, lo que estos hicieron fuera aprovechar un descuido de los inquilinos que dejarían abierto alguno de los accesos. Nada permite afirmar que el chalet sea inseguro. Nuestro apoyo no se limitó a las “buenas palabras”. Nos pusimos en contacto con las compañías de seguros. Los inquilinos carecían de seguro de viajes. Su aseguradora personal no cubría el caso. La aseguradora de la propiedad no encontró fundamento para resarcir las perdidas: no había daños materiales; no faltaba ningún objeto personal de los inquilinos; y sobre el hurto del dinero no había más evidencia que la denuncia de los inquilinos. La guardia civil tampoco pudo tomar medida alguna. Durante todo el proceso se mantuvo una comunicación fluida con los inquilinos, que estuvieron informados de los distintos pasos, y que consideraron razonables las conclusiones, dadas las circunstancias. En lugar visible del vestíbulo del chalet hay una hoja de bienvenida que, entre otras medidas, aconseja tener cuidado de cerrar con doble vuelta el cerrojo de la puerta y verificar que todas las ventanas quedan cerradas al abandonar el inmueble. Naturalmente que empatizamos con la sensación de inseguridad que debieron experimentar los inquilinos tras el hurto, pero no podemos considerarnos responsables del mismo. Antonio r.-valdés costagolf